El aceite de coco y el video viral filtrado de Jay Alvarrez volvió a ocupar conversaciones en redes sociales en diciembre de 2025, luego de que usuarios de TikTok y X reactivaran un clip íntimo grabado años atrás.
El material, que involucra al influencer hawaiano y a la modelo rusa Sveta Bilyalova, reavivó debates sobre privacidad digital, consentimiento y el impacto mediático de las filtraciones.
De acuerdo con versiones que circulan desde 2020, el video fue grabado en 2016 y presenta una escena íntima en la que se observa el uso de aceite de coco como elemento central.

La estética del clip (con iluminación cuidada y música de fondo) alimentó la confusión sobre si se trataba de un contenido privado o de una producción con mayor planificación.
Posteriormente, Bilyalova aseguró que la grabación se realizó con consentimiento, pero que su difusión ocurrió sin autorización. Esa aclaración marcó el tono de la conversación pública y colocó el foco en la responsabilidad sobre el manejo de material íntimo.
Aunque el video se filtró originalmente en 2020, su regreso a la viralidad se explica por la dinámica de las plataformas. En TikTok, creadores retomaron el tema desde el humor, con reacciones y memes que mencionan el aceite de coco como elemento llamativo. En paralelo, búsquedas relacionadas crecieron y el clip volvió a circular en foros y redes.
Este efecto rebote es común: contenidos polémicos resurgen cuando nuevas audiencias los descubren o cuando un detalle —en este caso, el aceite de coco— se convierte en gancho narrativo.
Las respuestas han sido diversas. Por un lado, abundan bromas y comentarios irónicos; por otro, aparecen críticas que cuestionan la difusión no consentida y recuerdan los riesgos de la exposición digital. Esa mezcla de entretenimiento y denuncia amplificó el alcance global del tema.

Más allá del morbo, el aceite de coco y el video viral filtrado de Jay Alvarrez reabrieron una discusión clave: la frontera entre la vida pública de los influencers y su intimidad.
El caso evidencia cómo una filtración puede condicionar la percepción de una figura asociada al ‘lifestyle’ y, al mismo tiempo, reforzar la conversación sobre derechos, consentimiento y ética en internet.
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